Reconsiderar la consultoría de traducción de la Biblia

La escasez de consultores de traducción y los desafíos para capacitar a nuevos consultores han sido durante mucho tiempo un cuello de botella en la traducción de la Biblia. Para abordar esto, los consultores en África están analizando de qué manera las comunidades lingüísticas pueden desempeñar un papel más importante.

Imagina unos granos de arena en un reloj de arena. Todos tienen que caber por una pequeña abertura, conocida como cuello de botella, de modo que cada grano espera su turno mientras la gravedad los mueve lentamente de arriba a abajo. Ahora imagina que en la parte superior de ese reloj de arena, cada grano de arena representa un solo versículo traducido de la Escritura redactada, el trabajo acumulado de equipos de personas en una comunidad y más allá. La arena en el fondo del reloj de arena representa las Escrituras que se entregan a una comunidad, dando lugar a compromiso, impacto y transformación.

¿Y el cuello de botella? La mayoría de las veces, es el proceso de verificación o consultoría. Los proyectos de traducción de la Biblia a menudo dependen de un solo consultor que trabaje con el equipo para llevar el trabajo del “borrador” a la “finalización”. Son expertos altamente cualificados que aportan conocimientos bíblicos, exegéticos y lingüísticos al proceso. Su formación puede llevar años, incluso décadas.

En cierto modo, un cuello de botella es un buen problema, porque significa que se está traduciendo más Escritura de la que los consultores existentes pueden manejar eficientemente. Este ha sido el caso a medida que los movimientos mundiales de la traducción de la Biblia se han acelerado rápidamente en las últimas décadas. Aunque a largo plazo, los cuellos de botella pueden llevar a la frustración y a desacelerar el impulso. Después de todo, ¿de qué sirve que un equipo se esfuerce por terminar un borrador de traducción si va a quedarse durante meses o incluso años en una larga cola esperando a que se compruebe su exactitud?

Reunirse para reinventar

Paul Kimbi pasa su tiempo pensando en este tipo de desafíos. Con sede en su Camerún natal, trabaja como consultor de programas de traducción de la Biblia para la Alianza Global Wycliffe. Junto con CABTAL, la Asociación Camerunesa para la Traducción de la Biblia y la Alfabetización (por sus siglas en inglés), Paul recibió a 24 consultores y consultores en proceso de formación en Yaundé el pasado mes de enero. El grupo reflexionó sobre cómo mejorar el cuello de botella de la consultoría.

Una conclusión unánime: gran parte de la ayuda que se necesita ya está presente en esas comunidades lingüísticas. Un movimiento global en crecimiento tiene como objetivo ampliar el papel de los consultores y compartir la carga de trabajo, cambiando el enfoque de la simple entrega de un producto traducido a fomentar un proceso basado en las relaciones. La noción tradicional de consultoría se está ampliando para involucrar no solo a expertos técnicos altamente especializados, sino también a una amplia gama de personas, incluidos traductores experimentados, líderes comunitarios e incluso partes interesadas locales, que contribuyen al proceso de garantía de calidad.

La visión no se trata solo de precisión, sino también de desarrollar la capacidad de los traductores y hacer de todo el proyecto un proceso comunitario compartido.

“Queremos considerar la consultoría de traducción como un ministerio completo: el componente técnico del trabajo, el aspecto relacional y los componentes espirituales”, dijo Kimbi. “Queremos usar todo esto para ayudar a los consultores y a los que están en formación a modelar las Escrituras y la transformación y, con ello, la razón de la traducción de la Biblia”.

El resultado es un enfoque más holístico, que sigue fomentando los aspectos técnicos de la traducción, pero que también encuentra una sinergia en las relaciones que puede acercar la traducción de la Biblia a los corazones de una comunidad.

Un largo viaje

Samuel Ngeh es uno de los 24 consultores que se reunieron en Yaundé. Trabajó en el proyecto Lamso de traducción de la Biblia en Camerún durante 12 años como exégeta (persona que expone o interpreta las Escrituras). Luego trabajó bajo la dirección de un consultor de traducción durante siete años más antes de ser finalmente certificado como consultor. En un país donde la esperanza de vida media es de 61 años, 19 años es mucho tiempo para obtener la certificación.

Él valoró el enfoque de la reunión de una semana.

“Tenemos que desarrollar un plan de crecimiento sólido y bien definido para todos los consultores en formación, de modo que el proceso de desarrollo sea fluido y se pueda seguir de manera significativa”, dijo.

Participantes en el evento de formación de consultores en Yaundé.

No solo la figura del consultor

Una pregunta clave que se planteó en Yaundé fue: ¿Quiénes son los otros implicados en garantizar la calidad de la traducción y cómo pueden los consultores trabajar en sinergia con ellos? Muchas veces se pasa por alto el papel de la comunidad a la hora de garantizar la relevancia y precisión de la traducción. Sin embargo, Kimbi dijo que el conocimiento tácito, adquirido a través de la experiencia vivida, puede dinamizar un proyecto y una comunidad.

“Queremos ver una calidad integral en la que el consultor de traducción hable de la precisión y la comunidad hable sobre la naturalidad”, dijo. “La comunidad tiene un papel que desempeñar para garantizar la calidad de la traducción de la Biblia y todas las demás partes interesadas tienen un papel que desempeñar en la evaluación de la calidad”.

Esto significa que hay que pensar en la consultoría como algo que va mucho más allá de un ejercicio puramente académico.

“Esto nos lleva a creer que el proceso en sí, y no solo el producto final, es crucial para garantizar la calidad”, dijo Kimbi. “Después de todo, la calidad del proceso determinará el resultado y, al mismo tiempo, facilitará el uso final de la traducción”.

Todos los interesados, de una forma u otra, pueden influir en la calidad, y esto acelerará el impacto una vez que una comunidad lingüística reciba las Escrituras. Y en el proceso, los consultores se convierten en algo más que supervisores de la precisión de una traducción. También actúan como mentores y facilitadores. 

“En vez de centrarse únicamente en el proceso inverso de traducción, en las notas del consultor o en las revisiones técnicas, los consultores ahora pueden desempeñar un papel inspirando la pasión del traductor por su misión, ayudándole a ver el propósito más importante de su trabajo”, dijo Kimbi.

Zebedee Chia, consultor de traducción en CABTAL (derecha) en una sesión de trabajo con el equipo de Numala.

La visión va tomando forma

Esta visión de ampliar el proceso de consultoría ya ha comenzado a tomar forma tras esta innovadora formación. Busie Paulo, consultora de traducción de Wycliffe Sudáfrica, volvió a casa con una nueva perspectiva.

“La comunidad puede contribuir a garantizar la calidad de la traducción de la Biblia apropiándose del proyecto”, afirmó. “Deberían ser ellos quienes hicieran la traducción y la persona externa se limitaría a facilitar el proceso”.

“En lugar de limitarse a decir ‘Alguien ha venido a ayudarnos’, la comunidad puede asumir parte en los gastos, ayudando en cosas sencillas como proporcionar alojamiento y ofrecer comida”, añadió.

La guerra impulsa un enfoque holístico 

Wycliffe Etiopía está llevando a cabo proyectos de traducción en 39 de las 87 lenguas maternas del país. Pero a finales de 2020, estalló la guerra en el norte del país, cuando el ejército etíope y los combatientes locales tigrayanos se disputaron el control de la región. El conflicto, que duró dos años, fue uno de los más devastadores de África en las últimas décadas, con un saldo de 600 000 muertos y más de 3 millones de desplazados.

Wycliffe Etiopía tenía cinco proyectos de traducción en la región. “A medida que la gente era desplazaba por la guerra, ir allí y continuar el trabajo de traducción se hizo difícil”, dijo Getachew Yohannes, consultor de traducción de la Biblia para Wycliffe Etiopía. Sin embargo, se convirtió en una oportunidad para ampliar las funciones y el enfoque del proyecto.

“En ese momento, trasladamos a los traductores a la capital, Addis Abeba”, dijo Yohannes. “Pero no podíamos ignorar a las comunidades que habían sido desplazadas y estaban pasando por un momento difícil. Recaudamos fondos y apoyamos a las comunidades con alimentos y otros artículos, aunque eso no formaba parte de nuestro objetivo de traducción.

Debido a esto, nos resultó fácil seguir trabajando con las comunidades después de la guerra. Ahora saben que realmente nos preocupamos por ellos. No se trataba solo de la traducción de la Biblia. Intentamos servir a la persona de forma integral”.

Reconsiderar los modelos de financiación

Una de las facilitadoras de esa semana en Yaundé fue Evelyn Gan, de Malasia, que trabaja como consultora de la Alianza para programas de traducción oral. Dijo que los que financian la traducción de la Biblia suelen dar prioridad a la traducción sobre la alfabetización, el compromiso con las Escrituras, la lingüística y otros servicios de apoyo. Esto afecta indirectamente a la calidad de la traducción. Un participante recordó que una vez presentaron un proyecto de traducción, pero el financiador insistió en que se eliminaran algunas actividades de alfabetización y compromiso con las Escrituras.

Para que la traducción de la Biblia sea integral, las organizaciones no deben fijarse solo en un patrocinador, dijo Gan, sino identificar varios patrocinadores para diversos aspectos de un proyecto.

“De esa manera”, dijo, “no hay un solo jefe que ordene a una organización que elimine algunos aspectos del proyecto del presupuesto”.

“Esto permitirá a la organización ejecutora ver el proyecto de manera más integral”, dijo, “con más opiniones y un mayor sentido de responsabilidad local”.

“Podemos involucrar a la iglesia local permitiéndole financiar solo un pequeño aspecto del proyecto, dependiendo de sus recursos, haciendo así que diferentes partes interesadas se apropien del proyecto”.

Dr Paul Kimbi

Cambios de paradigma en la formación

A medida que crecen los movimientos de traducción de la Biblia, surgen nuevos participantes, nuevas tendencias y, por supuesto, nuevos paradigmas. Para Kimbi, todo esto representa oportunidades para replantearse las cosas.

“¿Nos quedamos atascados en lo que se ha llamado el modelo tradicional: el consultor de traducción que lee la traducción inversa, estudia la traducción inversa (una traducción palabra por palabra de la lengua materna al idioma de comunicación más amplio) y ayuda en la exégesis?”, preguntó.

Sugirió un nuevo modelo de formación que aproveche los recursos ya disponibles en las comunidades. Para ayudar a construir este modelo, plantea estas preguntas:

  • ¿Qué recursos están disponibles en la comunidad?
  • ¿Cuál es un modelo funcional de formación en traducción de la Biblia que sea contextual?
  • ¿Qué necesitamos saber sobre un grupo de personas antes de comenzar la traducción de la Biblia?
  • ¿Qué necesitamos saber sobre sus expectativas?
  • ¿Qué es lo que la gente ya tiene que pueda influir en el contexto y en el plan de estudios?

Kimbi afirma que esto evitará situaciones en las que “nos limitamos a trasladar un plan de estudios que ha tenido éxito en otro lugar y no logramos captar lo que es más relevante sobre el terreno y que puede contribuir al plan de estudios”.

Historia: Isaac Forchie, de CABTAL, informando desde Yaundé (Camerún); Jim Killam, de Alianza Global Wycliffe.

Fotos: Isaac Forchie. Ilustración: ChatGPT

Las organizaciones de la Alianza pueden descargar y utilizar imágenes de esta historia.

 

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