La Alianza y el año que tenemos por delante

Stephen Coertze

Una conversación con Stephen Coertze, director ejecutivo de la Alianza Global Wycliffe

¿Cuáles son algunas de los temas de interés para usted y los dirigentes de la Alianza en 2023?

Seguiremos enfocándonos en los aspectos de la traducción de la Biblia, en las influencias sobre el movimiento de traducción de la Biblia y en la colaboración. Esos siguen siendo los aspectos críticos de lo que hacemos, el contexto en el que lo hacemos y también la forma en la que queremos funcionar y gestionar.

Estos tres aspectos también nos ayudan a entender cómo es la interacción entre profesionales reflexivos. Es algo que queremos inculcar continuamente por medio de la influencia en nuestras organizaciones de la Alianza. Siempre abordamos nuestro ministerio desde una posición reflexiva. Luego, la reflexión siempre alimenta la práctica y se convierte en una evaluación de nuestra práctica. Es una reflexión seria y colectiva.

En este sentido, este año se están celebrando diversas Global People Conversations [Conversaciones Mundiales] entre las organizaciones de la Alianza. La primera acaba de celebrarse en Alemania. ¿Cuál es la idea básica que hay detrás? 

Una de las preguntas que tratamos de abordar es cómo responder a quienes desean servir en la misión en medio de las realidades cambiantes del mundo. Ya hemos convivido con algunas de estas realidades por algún tiempo, pero se han acentuado con la COVID y estos interrogantes siguen abiertos después de la COVID. La pandemia ha hecho que la gente se plantee diferentes cuestiones sobre la vida y sobre cómo abordarlas.

Algunas de nuestras organizaciones más históricas de la Alianza se establecieron en torno al concepto empresarial y misionero de la dotación de recursos. El papel de la organización de la Alianza era recaudar fondos para SIL. Tenían que encontrar personas y dinero para enviarlas al campo a traducir la Biblia. Debido a la forma en que estaban estructuradas las finanzas, cuantos más reclutas se enviaban al campo, más fondos se obtenían y más estable era la organización desde el punto de vista financiero. Luego, con los años, empezamos a ver situaciones en las que el reclutamiento sufría altibajos. Y esto trajo consecuencias financieras para las organizaciones.

Una conversación global de personas celebrada del 16 al 19 de enero de 2022 para participantes de 16 organizaciones de la Alianza de Europa. La reunión se llevó a cabo en Karimu, el centro de conferencias de Wycliffe Germany en Holzhausen. Agnieszka Domagla, (Wycliffe Polonia), Lene Nielsen (Wycliffe Dinamarca), Agnes Lid (Wycliffe Noruega) y Bea Balmer (Wycliffe Suiza) en una mesa de debate.

Hasta tal punto que algunas organizaciones de la Alianza no podían garantizar su supervivencia, ¿verdad? ¿Cuál es la situación actual?

Algunas han cambiado de énfasis. Ahora tienen una nueva esperanza de vida y un futuro, porque ya no se consideran organizaciones de recursos, sino más bien una influencia de la iglesia para que la gente participe de la misión o de la traducción de la Biblia. Así que ahora tienen que determinar qué tipo de estructura necesitan para apoyar ese tipo de ministerio. Esto no es lo mismo que enviar gente y reclutarla para la traducción de la Biblia. Todo el modelo cambia.

Estas cuestiones no eran nuevas, pero, la pandemia, ¿las hizo más urgentes?

Estábamos haciendo cambios graduales, y creo que necesitamos ofrecer una mejor respuesta a quienes sirven en la misión, para ayudar a nuestras organizaciones de la Alianza a entender el contexto mundial en el que estamos reclutando y enviando gente, pero también para responder a las realidades a las que se enfrentan después de la COVID.

¿Podría describirnos algunas de esas realidades?

Una de ellas son los avances tecnológicos. Por ejemplo, ¿se necesita al misionero tradicional en el campo? ¿Tiene que hacer las maletas e irse a vivir a otro lugar? ¿O puede trabajar desde su casa? ¿Cuáles son las limitaciones? ¿Cuáles son las ventajas? Son preguntas que debemos hacernos.

Otra es la agencia local. En el mundo de la misión en general, los nacionales (las comunidades lingüísticas, las iglesias, los escenarios sociales, las comunidades locales) están asumiendo la responsabilidad de su futuro, de su destino. Cuando llegó la COVID, los misioneros fueron retirados de sus contextos de campo y los locales continuaron con la obra. Hoy por hoy en las iglesias se escucha esto: “Ahora le hemos demostrado al mundo que podemos funcionar por nuestra cuenta. No necesitamos que los expatriados vengan a decirnos cómo debemos hacer las cosas”.

Estuve hablando con uno de nuestros directores. Habían contratado a la pareja perfecta, muy preparada, muy capaz, pero no había ningún campo que los quisiera. Consideraban que era costoso que esta gente viviera entre ellos, ya que tienen lugareños que pueden hacer los trabajos por cuenta propia.

Cabe la pregunta: ¿Todavía hay espacio para que los extranjeros se trasladen a otro país y sirvan en la misión, especialmente en la traducción de la Biblia? Mi respuesta es sí, pero tenemos que conversarlo. ¿Qué significa eso para quienes estamos en esto de la traducción de la Biblia? Va a ser diferente. Y las iglesias seguirán replanteándose sus enfoques de misión: dónde van a invertir sus fondos, dónde van a asignar a su personal, a sus misioneros.

Nadie pensaría que la pandemia fue algo bueno, pero por lo visto Dios obró en medio de ella, y hasta la utilizó.

¿Qué dijo Winston Churchill? “Nunca dejes que una buena crisis se desperdicie”. Creo que esta es una de esas crisis que nos han ayudado a pensar de otra manera: a revisar nuestras costumbres y a reflexionar sobre las nuevas realidades a las que nos enfrentamos. Por eso celebramos estas Global People Conversations [Conversaciones Mundiales]. Reflexionamos en estas cuestiones para poder adaptar nuestros métodos en consecuencia, e incluso encontrar mejores formas de ocuparnos de los misioneros.

Desde la izquierda: Wong Fook Meng (Wycliffe Malaysia), Ruben Dubei (director del área de Europa) y Stephen Coertze en la reunión del Equipo de Liderazgo de la Alianza en Malasia, febrero de 2023. Foto: Phil Prior

¿En qué otras nuevas realidades están pensando?

La escalada migratoria es una de ellas. El desplazamiento de las comunidades lingüísticas exige un enfoque diferente de la traducción de la Biblia y de nuestro trato con la gente. Para mí, esto es un potencial para las organizaciones de la Alianza del territorio europeo. Tradicionalmente han sido organizaciones de recursos, pero ahora estas organizaciones tienen la oportunidad de ver lo que ocurre en sus propios países. Según Progress.Bible, todavía hay 51 idiomas que necesitan traducción en Europa. Para estas organizaciones, disponer de estos recursos y, al mismo tiempo, tener más comunidades lingüísticas en sus propios países, les abre una oportunidad diferente. ¿Cómo pueden acercarse a estas comunidades lingüísticas? ¿Qué significa esto para el reclutamiento? ¿Qué significa esto para la utilización del personal que está sirviendo en otras partes del mundo, que tal vez están terminando su responsabilidad? Junto con la iglesia, pueden empezar a buscar estrategias y la manera de llegar a estas comunidades lingüísticas.

Otra realidad es la disparidad en la disponibilidad de recursos. Quiero que superemos la idea de que el hemisferio sur se queda con los recursos humanos y Occidente con el dinero. Quizá sea cierto, pero ese no debería ser nuestro modelo: el hecho de que las organizaciones tradicionales de envío se consideren las financiadoras de la obra de traducción de la Biblia en el hemisferio sur. Porque eso tiene que ver con cuestiones de poder. Con cuestiones de dependencia. Y esto también entra en la conversación.

Ya ha mencionado a la iglesia y su relación con la traducción de la Biblia. ¿Podría explayarse al respecto?

La iglesia está cada vez más dispuesta a asumir la responsabilidad de la traducción de la Biblia, a participar directamente, no solo a financiar la traducción de la Biblia mediante los miembros de iglesia que envían a las agencias. La iglesia necesita una participación más directa. Esto no es igual para todas las iglesias. Hay muchas iglesias que probablemente no hayan cambiado su forma de pensar después de la COVID. Pero en general esto es lo que estamos viendo.

Un ejemplo es el creciente movimiento misionero indígena en Latinoamérica. En varias iglesias se oye decir: “Queremos embarcarnos en la traducción de la Biblia”. Por un lado, resulta hiriente cuando nos preguntan si les damos permiso para hacerlo, como si las organizaciones de traducción de la Biblia tuvieran los derechos de esta obra y ellos necesitaran nuestro permiso. Tienen todo el derecho a traducir la Biblia. Pero como custodios de la traducción bíblica a lo largo de los años, tenemos la responsabilidad de acompañar a estas iglesias y proporcionarles todo lo necesario para poder realizar una traducción bíblica de calidad.

Esto aborda la cuestión de los hablantes nativos en la traducción. Formar, equipar y dotar de recursos a todas estas iglesias para que participen. Tiene que ver con la traducción íntegra de las Escrituras, porque no solo quieren el Nuevo Testamento. Quieren la Escritura completa. Y también plantea una serie de cuestiones sobre el asesoramiento.

Hay muchos formatos o modelos en los que esta tarea puede llevarse a cabo. No estamos pidiendo un ámbito en el que la iglesia haga el trabajo y nosotros la acompañemos y nos limitemos a brindar recursos, por ejemplo. Estamos hablando de colaboración. De diferentes modelos de colaboración en los que nuestras organizaciones de la Alianza puedan ayudar a la iglesia a encontrar el modelo adecuado que funcione en cada contexto en el que siga habiendo necesidad de traducir la Biblia.

El equipo de liderazgo de la Alianza con Lay Leng Tan y Wong Fook Meng de Wycliffe Malaysia, febrero de 2023, Malasia. Foto: Phil Prior

Y eso sin mencionar los cambios que tantas iglesias viven en relación con la pandemia.

Una gran cantidad de iglesias han perdido muchos miembros activos durante la COVID, debido a los servicios en línea o porque simplemente no han vuelto a la iglesia. Hemos visto una reducción de la asistencia o de la participación activa en la vida de la iglesia. ¿Qué significa esto de cara al futuro? No podemos dar por sentado que vamos a recibir la misma atención por parte de la iglesia después de la COVID que antes de la COVID. La relación entre las organizaciones de la Alianza y la iglesia probablemente cambió, especialmente en lo que se refiere al reclutamiento de personal para la misión.

Al parecer, las zonas del mundo en las que la iglesia se ha estancado son las mismas en las que la iglesia ha delegado las misiones en otros. Y donde se ve a la iglesia más vibrante es donde todo está unido. ¿Es eso cierto?

Utilicemos un país hipotético. Si esa es la percepción general de la iglesia (que ha dejado sus responsabilidades misioneras a una agencia de misión, y ahora esta agencia de misión está empezando a temblar y a perder el foco porque ya no encuentra reclutas, o encuentra los reclutas y el campo no los quiere) ¿qué le están comunicando a la iglesia? Si la organización no tiene la capacidad de replantearse su papel y sus costumbres, ¿qué le va a transmitir a la iglesia? Y la iglesia se distanciará aún más de la misión.

Lo mismo sucede en el sentido contrario. Cuando la iglesia dice: “Hemos confiado en la agencia de misión y esta no puede ayudarnos a encontrar el rumbo, así que averigüemos a dónde más podemos ir para participar de la misión”. Por ende, esto puede revitalizar algo en la iglesia, o simplemente pueden buscar otra organización donde enviar a su gente. Es un debate complejo, pero esta es la realidad a la que nos enfrentamos.

En el pasado usted mencionó que el movimiento de traducción de la Biblia se encuentra en un gran contexto policéntrico, con muchas otras voces que ahora se suman a la mezcla. Además de la vinculación directa de la iglesia, ¿qué más ve?

Múltiples agencias e iniciativas nuevas dedicadas a la traducción de la Biblia. No solo vemos nuevas incorporaciones al movimiento de traducción de la Biblia, como JuCUM y otros. También vemos nuevas iniciativas de traducción de la Biblia. Un ejemplo es el laboratorio de innovación de Every Tribe Every Nation (ETEN). Ellos prestan atención a lo que ocurre en el mundo de la traducción de la Biblia y buscan formas de responder, probando diferentes tipos de iniciativas y haciendo recomendaciones al mundo de la traducción de la Biblia.

¿Cómo responden las organizaciones de la Alianza a estas nuevas organizaciones? ¿Empezarán, por ejemplo, a ver la posibilidad de destinar personal a JuCUM o a otras organizaciones? ¿Podrían incluso hacer quedar a su personal para que participe de iniciativas sin tener que enviarlo al campo misionero a trabajar bajo otra organización? Luego está la colaboración entre estas múltiples agencias e iniciativas. Esto también requiere un enfoque diferente del personal ministerial.

Esto plantea interrogantes a nuestros modelos tradicionales de reclutamiento y envío, y por eso necesitamos debatir sobre ello, para comprender el actual contexto mundial de envío. ¿Cómo podemos aprender de esto para adquirir sabiduría colectiva? Es complejo. No se trata solo del mundo tradicional que envía, sino también del mundo tradicional que recibe, que está respondiendo a las nuevas realidades. Por ende, tenemos diferentes contextos que responden a estas nuevas realidades y a lo que esto implica para el movimiento de traducción de la Biblia en general.

Esto parece remitirnos a las Global People Conversations [Conversaciones Mundiales] como una forma de afrontar algunas de estas cuestiones.

Queremos adquirir sabiduría colectiva y a la vez mantener esta conversación en las cuatro regiones mundiales de la Alianza. Cada zona aporta una mezcla única a la conversación.

En el territorio europeo tenemos muchos modelos de envío tradicionales. En la región asiática del Pacífico tenemos una combinación de modelos tradicionales de envío, pero también modelos de recepción y nuevas iniciativas; por ejemplo, una cantidad de iglesias de Indonesia que participan directamente de la traducción de la Biblia. En la región africana, nos encontramos con nuestras organizaciones receptoras tradicionales, pero también con organizaciones que reclutan para sus propios contextos. Pero ahora estamos empezando a ver que algunas de estas organizaciones comparten sus recursos humanos con otras organizaciones. En el Continente Americano también nos encontramos en un contexto único. En Norteamérica vemos organizaciones mundiales con presencia a nivel mundial. Por lo tanto, su enfoque es totalmente diferente al de las demás. Si giramos nuestra vista a América Latina, nos encontramos con un movimiento misionero muy dinámico que aporta entusiasmo al movimiento de traducción de la Biblia, y viceversa.

Por eso es tan importante la conversación mundial, porque nos ayuda a obtener una visión única desde diferentes perspectivas de la participación de la gente en el ministerio de la traducción de la Biblia.

Este tipo de conversaciones también están cambiando el último modelo, ¿verdad? ¿Primero llevar a cabo las cuatro conversaciones por regiones y después la conversación mundial conjunta?

Sí. Esas cuatro conversaciones marcarán la pauta para el tipo de debates y resultados que necesitamos a nivel mundial. ¿Cómo nos adaptamos acertadamente a estas realidades cambiantes en función de la gente que sirve en la misión?

Todo esto es para ayudar a las organizaciones de la Alianza a entender los cambios y a adaptarse según lo que necesiten en sus propios contextos, pero también nos ayuda a nosotros, como Alianza, a entender la dinámica a nivel mundial, ya que tenemos movimientos de gente entre organizaciones y también personas que son destinadas en comisión de servicio a organizaciones externas a la Alianza.

Quizá podríamos adoptar una perspectiva más amplia por un momento. Sé que estará de acuerdo en que todo esto se basa en un movimiento del Espíritu Santo, ¿verdad?

Por supuesto.  Dios está edificando su reino. Y el reino de Dios es más grande que las iglesias tradicionales que participan de la misión y que las agencias de misión tradicionales. Dios está obrando en este mundo y no debería sorprendernos que haya un crecimiento del cristianismo en las comunidades. Allí donde hay un nuevo movimiento del Espíritu de Dios en las comunidades, la iglesia va a ser sensible al llamado de Dios en su vida y deseará comprometerse con lo que Dios está haciendo en este mundo.

No quiero decir que la traducción de la Biblia sea un fruto al alcance de la mano. Pero no se necesita mucho para que la gente entienda que si la Palabra de Dios no está disponible en el idioma materno de las personas, estas van a tener dificultades para entender de qué se trata la iglesia, de qué se tratan las Escrituras. Así que tendrán el deseo de participar en la traducción de la Biblia.

Debe de ser emocionante echar un vistazo a algunas de las conversaciones que se están dando en relación con el papel de la iglesia en todo esto.

Creo que este es uno de los temas que, junto con las conversaciones, va a aportar nuevas ideas al movimiento de traducción de la Biblia. Cuando examinamos la traducción del texto, esto podría desafiarnos en el abanico de traducciones literales y de diccionario, por un lado, y de traducciones muy abiertas, a mano alzada, por el otro. Este ha sido un conflicto permanente y nos va a ayudar a pensar de manera diferente y a tener las conversaciones necesarias para entender los desafíos que la iglesia va a poner sobre la mesa en relación con la traducción de la Biblia. Va a ser un reto, pero también una conversación útil para que podamos actualizar nuestras prácticas y nuestra forma de abordar la traducción de la Biblia. Así que estoy entusiasmado con lo que esto va a conllevar.

También hay algunas dudas, ¿verdad?

Algunos han dicho que este no va a ser el futuro de la traducción de la Biblia porque hay muchas anécdotas de iglesias que quieren empezar a traducir y luego no les va bien. Quizá sea cierto. Del mismo modo, tenemos muchas anécdotas de nuestros inicios en la traducción de la Biblia donde tampoco nos fue bien. Pero maduramos. Crecimos. Desarrollamos nuestra comprensión. Ahora nos encontramos en un contexto excepcional en el que hay organizaciones especializadas en traducción bíblica que pueden acompañar a la iglesia, participar y colaborar con ella. Alcanzamos a ver que la iglesia ha madurado mucho más rápido en lo que respecta a la iglesia en sí y también al ministerio de la traducción de la Biblia.

Con tanto que ocurre en el mundo ahora mismo, estas cosas, ¿no generan una sensación de falta de familiaridad? ¿Como si lo que nos ha traído hasta aquí no fuera precisamente lo que nos hace avanzar?

No cabe duda de que estamos entrando en una nueva era para la Alianza, debido al contexto mundial que nos rodea y también a los conocimientos que hemos adquirido mediante los debates misiológicos que hemos tenido hasta ahora. Todo esto nos prepara para entrar en un mundo cambiante.

Creo que la crisis rusa-ucraniana ha profundizado la complejidad del mundo post-COVID. Si seguimos las noticias, está claro que se trata de un problema mundial. Y esta situación no se está calmando. Así que va a seguir afectando la economía mundial, los viajes, las infraestructuras. Además, se avecina una crisis en Taiwán.

En resumen, llevamos años hablando de un mundo VICA: volátil, incierto, complejo y ambiguo. Pero además, el mundo es cada vez más inestable. Esto está afectando la misión. Afecta las relaciones geopolíticas, la economía, todo lo que se quiera incluir en ese campo. Y también estamos asistiendo a un mayor atrincheramiento ideológico de diferentes grupos en todo el mundo. Todo ello está provocando una gran inestabilidad en el mundo.

¿Dónde nos deja la VICA como movimiento de traducción de la Biblia?

Nos está llevando a una nueva era en materia de misión. Vislumbro que el papel creciente de las organizaciones de la Alianza será en el ámbito de la colaboración y la facilitación. Creo que este es el contexto creciente y cambiante que vamos a ver. ¿Qué significa esto para nosotros como Alianza? ¿Como organizaciones de la Alianza? ¿Cómo nos posicionamos en esta complejidad que vemos desplegarse ante nosotros?

Quiero ser optimista, porque este es el mundo de Dios y Dios está expandiendo su reino y cumplirá sus propósitos. Creo que las cosas van a seguir intensificándose y haciéndose cada vez más difíciles hasta el momento en que Cristo regrese. Así que si este es el nivel de complejidad que tenemos ahora, se necesitará un movimiento de Dios para producir un reavivamiento que cambie las cosas de una manera que aún no podemos comprender.

Salvo eso, en el futuro inmediato creo que las cosas van a ser cada vez más complejas y difíciles.

A pesar de todas estas dificultades, ¿qué le está mostrando Dios para que usted diga que las cosas van a estar bien?

La Palabra de Dios nos da esperanza. Volvamos a Hebreos 11 (la fe es lo que no se ve) y confiemos en que Dios va a cumplir aquello a lo que nos ha llamado. Ahí es donde reside nuestra esperanza, en la confianza de que Dios va a cumplir su misión y sus propósitos.

Y tenemos una promesa en el Evangelio de Mateo —1:23 donde el ángel dice que Jesús será llamado Emanuel, Dios con nosotros. Y luego el mismo evangelio termina con el capítulo 28 donde Jesús llama a su iglesia a la misión y dice: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones”. Y luego termina como empezó: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.

Dios con nosotros. Él nos ha dado esa promesa y ahí es donde reside la esperanza.

El otro día escuché una conversación interesante en la radio. No tenía nada que ver con el cristianismo, pero el locutor decía que la capacidad de la humanidad para existir siempre ha sido seguir viviendo para el futuro. Así que sigue trabajando en el jardín, sigue haciendo reparaciones en tu propiedad, sigue buscando trabajo y ganándote la vida, y esa es la manera de poder existir. Si traslado eso al ministerio de la traducción de la Biblia, sigamos haciendo lo que Dios nos ha dado, con esta esperanza de que Dios está con nosotros y estará con nosotros para siempre.

Otra metáfora de esto es la esposa de pie delante el Cordero, cuando alguien pregunta: “¿quiénes son, y de dónde han venido?” Entonces él responde: “Estos son los que han salido de la gran tribulación” (Apocalipsis 7:13, 14). Estaban vestidos de blanco porque Dios los había redimido y Dios estaba con ellos. Aun en medio de la tribulación. Lo vemos en todos los profetas: Israel fue llevado varias veces al cautiverio y Dios estuvo con ellos. Siempre los llamaban dondequiera se encontraran para mejorar el país. Para mejorar el reino. Incluso para potenciar a quienes estaban por encima de ellos para que pudieran tener una vida mejor en el contexto en el que vivían.

Y esto es lo que tenemos que hacer con la traducción de la Biblia. Seguimos haciendo del mundo un lugar mejor, no solo para la vida después de la muerte. En todo lugar donde se lleve adelante la traducción de la Biblia deseamos ver la transformación de las comunidades y de las personas. Porque cuando se construye el reino de Dios, hay luz y hay vida.

Aun en medio de la complejidad.

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